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Ninette y un señor oscarizado

Ninette y un señor oscarizado

Anoche fuimos a ver Ninette, la última de Garci. Es un homenaje personal a Miguel Mihura, desaparecido este año. Esta versión se separa de las anteriores adaptaciones para cine (1965, con Fernando Fernán Gómez y Rosenda Monteros) y televisión (1984, con Juanjo Menéndez y Victoria Vera), reuniendo en una película las obras "Ninette y un señor de Murcia" y su continuación "Ninette, modas de París". Pero claro, un poco resumidas para que quepan en dos horas.

Elsa Pataki está correcta en la actuación -maravillas de la dirección de Garci-. El papel fundamental de Ninette es el de lolita seductora, y eso a Elsa se le da muy bien. Carlos Hipólito está a la altura -o sea, correcto-. Los que más brillan son los secundarios, los padres (Beatriz Carvajal y Fernando Delgado), que van de muy rojos y muy liberales pero en el fondo son más ibéricos y castizos que nadie, y el amigo cenizo que va amargado por la vida.

Lo que no me ha convencido de la película es que Garci me ha convertido una fina comedia de seducción y enredo en una excusa para volver al destape ochentero y el baboseo del landismo, con alguna escena que podría haber firmado Ozores. Elsa Pataki se pasa más tiempo desnuda que vestida (aunque hay que reconocer que se desenvuelve con gran naturalidad). Desde luego es todo un homenaje a su físico -en el que Garci se recrea largo y tendido- y un monumento cinematográfico para sus fans -entre quienes no me cuento-.

Podría disculparse por la necesidad de resumir la historia y condensar la seducción yendo directamente al tomate, para tener tiempo de contar las dos obras. Pero desnudarme a la Pataki en la primera escena que tiene en pantalla es poner el postre de primer (y segundo y tercer) plato. La seducción es un juego de sutilezas e insinuaciones, no de destape trasnochado.

Aunque hay que reconocer que no todo es piel: Elsa sabe encarnar bien la dulzura, candidez, gracia, elegancia, inteligencia y artes de manipulación de Ninette. La niña sabe seducir.

Ah, se me olvidaba lo mejor: no se pierdan la música de los títulos finales. Por cierto, ¿alguien conoce el título?

En fin, una comedia entretenida, desde luego ninguna una obra maestra, ni tampoco para llevarla a los Óscar. Pero una vez más me repito en mi argumento último: intenten encontrar más interesante en la cartelera...

El paso de la Legión

El paso de la Legión

Al alcalde de Torremolinos le encanta la pompa y la celebración. Desde que gobierna se han multiplicado los actos culturales, conmemoraciones, fiestas, conciertos, desfiles, procesiones, espectáculos, comidas, y "días de..." (el más indescriptible de todos, el "Día de las bragas andaluzas").

Hoy es San Miguel, patrón del pueblo y no podía faltar su correspondiente procesión. Encabezan los bomberos con solemnidad y uniforme de gala, continua La Legión, con su circo de piruetas fusileras, cabra y demás numeritos marciales, les sigue el trono con la imagen de San Miguel, y cierra la procesión la banda municipal, fácilmente reconocible por su forma de tocar y desfilar (lamentable, se entiende).

En la procesión del año pasado La Legión bajó con su marcialidad y devoción acostumbrada. Con total profesionalidad, se siempre toman el desfile con más seriedad y profesionalidad que los lugareños, escoltando la imagen al más puro estilo nacionalcatólico.

Cuenta mi tía que siguió la procesión hasta el final, en la Plaza de la Nogalera, donde se disolvió. Tan pronto los legionarios dejaron la imagen, se lanzaron al primer bar que se encontraron (y eso en la Nogalera equivale a unos metros escasos), de donde no salieron hasta las 3 de la madrugada, borrachos y con una rubia guiri bajo el brazo cada uno. Desandaron el itinerario de la procesión cuesta arriba aporreando gamberramente los tambores para hacer notar su alegría a los vecinos (que tenían que levantarse a trabajar a la mañana siguiente, y mira por dónde no le pillaban la gracia).

El destino final de los legionarios, las guiris, los tambores, la borrachera y la cabra no lo conozco, pero me lo imagino.

Seguramente se debieron de dejar el espíritu marcial olvidado en el bar.

P.S. ¿Os he contado la anécdota de cuando la cabra de la legión embistió a una de mis hermanas? Oh, pero ésa es otra historia...

Adiós, agente Smart

Adiós, agente Smart

Don Adams, el actor que encarnó a Maxwell Smart, el patoso Superagente 86, murió el domingo por una infección pulmonar. A los 82 años, su salud era frágil desde que sufrió una fractura de cadera el año pasado.

Antítesis de James Bond, Maxwell Smart una suerte de inspector Closeau a la americana. Temerario, presuntuoso, elegante, ingenuo, incompetente y sobre todo patoso, el personaje sirvió para poner una sonrisa a la actualidad americana (incluyendo temas políticos) en una sociedad que se tomaba demasiado en serio a sí misma en plena guerra fría.

Don Adams supo encarnar magistralmente al personaje cómico dotándolo de matices entrañables, a veces haciendo el chiste fácil, a veces soltando pildoritas críticas camufladas en forma de humor absurdo. "Hay que acabar con KAOS. Si es necesario habrá que perseguir, detener, torturar y asesinar para evitar que se apoderen del mundo y se dediquen a perseguir, detener, torturar y asesinar a la gente." [Mirada a la cámara y silencio reflexivo].

Lo hizo tan bien que fue uno de los paradigmas del personaje que acaba devorando al actor. Nunca pudo superar al agente Smart, y se vio obligado a volver a él en varios remakes tardíos.

Esta vez el agente 86 se dejó la piel en su última misión. Me lo imagino intentando convencer a San Pedro de que debe dejarlo entrar. "¿Me creería si le digo que he salvado el mundo en cientos de ocasiones? ¿No? ¿Tal vez una docena? Un momento, ¡esto requiere el Cono de Silencio!"

Ya somos dos

Ya somos dos

¡Lo vi! El otro día tuve un encuntro en la tercera fase. Puedo jurarlo, no me lo han contado, ni lo he visto en la tele, que lo he visto yo mismo con estos ojitos.

Paseando por el Pasaje de Chinitas, entre tiendas pintorescas nos cruzamos con un turista que llevaba una cámara réflex. Y lo increíble es que no era digital. Seguro, segurísimo. Es más, por el aspecto parecía una Nikon veterana, tal vez una F601. Para asegurarme me giré y comprobé que no llevaba pantallita digital por detrás. No podía dar crédito a mis ojos, la confirmación de que no es una leyenda urbana, el mito es real: existe alguien que aún no se ha pasado al digital.

Desde hace un año, es la primera vez que me cruzo con alguien que lleva una réflex analógica. No sabéis lo solito que me sentía. Ahora ya sé que aún quedamos dos personas en el mundo que todavía tiramos película.

Quimiosaurio Reflex

Quimiosaurio Reflex

Creo que a estas alturas debo de ser el último españolito que aún no tiene cámara digital. El delito es doble teniendo en cuenta que soy informático.

Hasta hace un par de años las cámaras digitales no le llegaban a los zapatos a las analógicas. La diferencia de calidad (tanto en las prestaciones del equipo como en la foto final) era enorme. Todos los aficionados "serios" seguían tirando película. Poco a poco me fui haciendo con un equipo "redondo", y fui controlando las técnicas tradicionales de exposición, revelado, positivado, digitalización...

Y ahora resulta que en un año cambia todo: lo analógico está obsoleto, la química es cosa de nostálgicos, lo moderno es lo digital. Todo el mundo va por la calle con sus compactas haciendo flexiones de cuello y brazos (como si sus contorsiones pudieran obligar a ese campanario tan alto a caber en la foto). Si sales con tu réflex, el comentario automático es: "Ah, que no es digital... ¿Pero todavía sigues con película? Pásate al digital, hombre, que es mucho mejor..."

La semana pasada cayó la gota que colmó el vaso. Le hice como regalo el reportaje de boda a un amigo, y fui a mi laboratorio de confianza (el mismo que hace seis meses no tenía máquina de revelado digital). Cuando suelto los siete rollos en el mostrador, se me queda mirando el técnico y me dice: "¡Pero hombre, no me digas que has hecho una boda con película!"

Me sentí completamente dinosaurio. Yo pensaba que todavía habría bastantes profesionales tirando película, pero parece ser que sólo quedamos cuatro gatos (e imagino que los otros tres estarán a punto de jubilarse).

La fotografía digital no es mejor ni peor que la analógica. Cada una tiene sus ventajas y sus inconvenientes. La principal ventaja de la analógica es la mayor calidad de imagen (sí, aún le faltan unos cuantos años a la digital), y en mi caso (como la mayoría de aficionados), que ya tengo todo el equipo. Para pasarme a digital tendría que empezar casi desde cero, y volver a gastarme una pasta.

Además cualquier equipo digital se queda completamente obsoleto en 2 años (como mucho), mientras que la fotografía analógica ha alcanzado un gran nivel de madurez. Una buena cámara de hace 7 años sigue siendo una buena cámara ahora. Mi F80 tiene ya 5 años y Nikon aún no ha sacado su sucesora. Y cuando lo haga, traerá cuatro pijadas/comodidades más (que no echaré en falta), pero no hará mejores fotos. En la fotografía química la calidad depende de la óptica, la película, y sobre todo el fotógrafo. Los buenos objetivos de hace 20 años siguen estando igual de cotizados ahora en segunda mano, dan mucha más calidad que los actuales zooms de plástico y policarbonato de consumo masivo (aunque también ahora se hacen buenos objetivos, hay que pagarlos, como entonces).

La ventaja de la digital es la comodidad y sobre todo el ahorro de tiempo. Todo el mundo hace sus fotitos, llega a casa por la noche, enchufa la cámara al ordenata y ¡plis!. A enviarlas por correo, grabarlas en CD o subirlas a flickr. La fotografía analógica requiere mucho más tiempo, dedicación y conocimientos. Hay que revelar, ordenar los negativos, y si tienes ampliadora (yo usaba la del taller de fotografía, pero este año no he podido apuntarme), encerrarte horas en el cuarto oscuro a hacer el otro 50% que supone la fotografía: la edición. Y hay más inconvenientes, como la rápida caducidad (además del coste) de los químicos de revelado, el rollo de tener siempre las sesiones de fotos a mitad entre una película acabada y otra empezada, nunca llevas cargada la película apropiada (llevas B&N y te encuentras con un motivo que rebosa color, llevas ISO 100 y te metes en unas callejuelas que necesitan 800)...

Además en mi caso también quiero aprovechar las ventajas del digital, así que toca digitalizar, limpiar y ajustar cada foto. Un trabajo de chinos. Y claro, así me cunde poco, me agobio por la cantidad de tiempo que me absorbe para producir una escasa colección de fotos... Tiene mucho trabajo, nadie te reconoce el mérito, y encima quedas como un dinosaurio.

Y no crean que mi reluctancia a cambiarme a digital es por un integristo químico-purista. No soy ningún talibán de las Sagradas Técnicas Arcanas. Cambiaría gustoso todas las muchas virtudes de la química por la comodidad, ahorro de tiempo y productividad del digital. Pero es que aquí viene otro inconveniente: cuando se ha practicado una afición con un buen equipo, luego no te conformas con cualquier juguete.

Y las cámaras compactas son eso: juguetes. Algunos muy sofisticados, pero al cogerlos te producen la misma sensación que cuando un pianista prueba un Casiotone. Sí, muy bien, muy barato, muy ligero, muy práctico, hace muchas cositas... pero esto no es un instrumento musical, comparado con un piano, esto es un juguete.

Por supuesto están las réflex digitales, que se han abaratado considerablemente en los últimos dos años (desde el olimpo de los 9000€ a la barrera psicológica de los 1000€). Pero sigue siendo una pasta, y hay que sumarle un objetivo zoom, tarjeta de memoria y algún que otro complemento.

Así que no es por la menor calidad, ni por la inmadurez técnica, ni por la rápida obsolescencia, ni por las pobres prestaciones. Ni siquiera por nostalgia. Lo que me separa de pasarme a digital son los 1200€ que cuesta la Nikon D70s.

A veces me siento taaaan dinosuaurio...

Dos añitos

Dos añitos

Así, como quien no quiere la cosa, esta bitácora celebra ya su segundo aniversario. Parece mentira, sobre todo teniendo en cuenta los largos periodos de ausencia que amenazaban cierre. Últimamente estoy muy activo y haddharamma goza de mejor salud que nunca. ¡Quién me lo iba decir hace dos años!

Dos años con vosotros. Voy a soplar las velitas y pedir mi deseo: ¡Y que sean dos más!

Ah, se me olvidaba: no podía faltar el obligado enlace a la primera entrada.

P.S. Blogia va cada vez peor. Últimamente angoniza. A veces tardo 20 minutos sólo en poder entrar en mi propia página. Con frecuencia va tan lento que cada vez que pulso algún botón me pongo a hacer otra cosa mientras el servidor se lo piensa, se me va el santo al cielo y me olvido que estaba editando una entrada, expira la sesión de edición y vuelta a empezar. De hecho últimamente se han quedado varias entradas atrancadas por este motivo.

Va tocando una mudanza a un nuevo servidor. ¿Sugerencias?

Mi primer sudoku (chispas)

Mi primer sudoku (chispas)

Se supone que esta noche iba a escribir una entrada sobre otro tema que tengo pendiente desde hace varios días, y luego me iba a meter en la camita a ver "El Nombre de la Rosa" en DVD.

Pero llegó mi amigo Epaminondas y me tentó con la manzana prohibida del paraíso: me invitó a probar un nuevo gadget en su web de pruebas. Un sudoku.

Hasta ahora me había resistido a la sensación del verano, el desafío del intelecto, la perdición del tiempo libre. Ya tengo demasiados vicios con los que pierdo el tiempo que no debería, y además recientemente me he enganchado a otro más (flickr), también seducido por Epaminondas y T.Reflex al lado oscuro.

Por devolverle la cortesía he completado el sudoku de prueba, mi primer sudoku (el de la imagen). Además tengo la impresión de que no era precisamente de nivel principiante, y me ha costado más de dos horas terminarlo.

Y claro, ya puestos, he curioseado en Google a ver si había algún programita para Palm, y he seleccionado uno que parecía bastante completo de entre la decena de opciones. Naturalmente tenía que probarlo científicamente para ver qué tal funcionaba.

Pues nada, otra horita perdida.

Al final, ni entrada en la bitácora, ni película, ni ná de ná. Toda la noche sudokando.

¡Maldita sea, a ver cuándo inventan los días de 48 horas!

Actualización: Los sudokus en el Palm vician más. Aquí hay otro enlace a una versión más simple, pero que trae un juego de sudokus predefinidos y categorizados por niveles de dificultad.

El sonido del tedio

El sonido del tedio

Anoche salí a dar una vuelta con Inma. No había muchas opciones: después de tormanos algo, sólo nos quedaba el cine. Fue difícil elegir entre una cartelera crónicamente raquítica. Al final nos dejamos arrastrar hacia El sonido del trueno en sesión golfa.

Esperábamos muy poco de la película, y aun así salimos decepcionados. Por empezar contando algo bueno, hay que reconocer que visualmente es atractiva, los efectos especiales son magníficos (como en cualquier otra película de la cartelera), y... ¿he contado ya que visualmente es bonita?

El resto... bueno, lo lamentable es que no hay mucho resto. La historia es previsible desde el primer minuto y hace aguas, con fallos de consistencia lógica monumentales. Los personajes son de cartón y están sobreactuados. Los efectos especiales son impecables, ¿pero quién no está ya saturado de efectos visuales a estas alturas? Su mayor virtud es que sólo dura los 90 minutos de rigor. Afortunadamente.

Quizá lo más imperdonable es que estén buitreando el nombre del pobre Ray Bradbury, cuyo relato deconstruyen en este título comercial ab-so-lu-ta-men-te prescindible. Ni para alquilarla cuando salga en DVD. En todo caso del eMule, y sólo para darle un aperitivo la vista.

Olvidable y olvidada.

Torremolinos kitsch

[En respuesta a este artículo en Epaminondas]

Efectivamente la discoteca Barbarela tomó su nombre de la película, que en su momento debió de ser un icono de la vanguardia sicodélica. Cuando se inauguró el Centro de Salud San José Obrero, su vanguardista arquitectura circular recordaba a la gente la discoteca y lo apodaron 'el Barbarela' (¿quién lo conoce por su nombre oficial?). Y no acaba aquí la cadena: enfrente se instaló una óptica que a su vez tomó el apodo del centro: Óptica Barbarela (obsérvese que se han hecho con el dominio bararela.com), y que ahora se ha convertido en una cadena. Se puede leer la historia aquí.

Yo también tengo algunos recuerdos de la infancia. Veníamos mucho a Torremolinos a visitar a mis abuelos y muy de tarde en tarde salíamos a dar una vuelta con mis tíos por el laberinto de galerías, callejuelas, pasajes y bazares. A mí me parecía un zoco, me fascinaba tanto lo intrincado del laberinto como la mercadería variada en venta (lástima que mi monedero no me alcanzaba ni para un helado). Había una tienda de juguetes -carísima- en calle San Miguel de la que estaba enamorado. Yo intentaba que pasáramos por delante, para recrearme con las maquetas expuestas en el escaparate.

También había una galería de arquitectura muy vanguardista en la actual Plaza de la Independencia, que tenía una gran rampa circular a modo de escalera, con una claraboya arriba y una jardinera subterránea en el fondo. Aquello me parecía un decorado de ciencia ficción. Naturalmente corrió la misma suerte que las demás y acabó convertida en un pozo de ruina. Daba miedo entrar. Las tiendas situadas en los pasillos más luminosos (al rededor de la espiral) intentaron aguantar, pero con la mayoría de los locales abandonados, llenos de mugre y frecuentados por yonkins y vagabundos, poco a poco fueron cerrando los últimos.

Hace unos años hicieron una reforma completa sobre sus ruinas y reciclaron parte del centro. Ahora es el actual C.C. San Miguel, que funciona a medias: el Consum y los locares mejor situados parecen ir bien, pero los locales del ala más interior no han funcionado y han ido cerrado. Para evitar que la imagen de abandono y decadencia ahuyente a los clientes, han tapiado todo el ala y lo han intentado disimular con carteles de "Cerrado por reforma. Próxima apertura". ¿Cuándo aprenderán que a los españolitos nos gusta la luz y el aire natural?

La discoteca Pipper's fue de las últimas en cerrar. La marcha local se fue desplazando de Torremolinos a Benalmádena, y luego a Puerto Marina. La zona de marcha que queda en el centro de Torremolinos (zona Nogalera y Pueblo Blanco) es un vórtice gay, el centro de la llamada Costa Rosa. Tras estar cerrada una temporada, la discoteca Pipper's reabrió unas semanas como disco gay, hasta que el alcalde la cerró con la excusa oportuna de los ruidos. Puesto que Torremolinos está *plagado* de locales (pubs, bares, terrazas, restaurantes, tiendas y hasta quioscos) con la música a todo meter en plena calle, y el incumplimiento generalizado de la normativa de ruido es flagrante e indisimulado, cobra credibilidad el rumor de que en realidad la cerró porque no quiere un local gay en plena Avenida Palma de Mallorca, en el mismísimo centro pijo. Lo ridículo de la historia es que el propio alcalde es gay (aunque no ha salido del armario, de hecho está respetablemente casado; en el PP hay que guardar ciertas apariencias). Seguramente prefiere que los locales gays se queden enterrados en oscuras galerías y sótanos (como su propia sexualidad).

Otra curiosidad: han reformado el edificio entreplazas. Más exactamente, han aprovechado su superficie y le han construido un edificio encima. Imagino que la estructura estaría preparada para soportar la carga. También han reformado la plaza de Andalucía, que queda detrás. (A este alcalde le encanta gastarse el dinero que no tiene en reformar fuentes y plazas, y en festejos y pompas diversas. Así va el ayuntamiento).

Yo recuerdo Los 40 Comerciales en Radio Torremolinos, aunque no sabía que estuvieran en el Entreplazas. De todas formas ni siquiera sé por qué lo recuerdo: jamás soporté esa emisora más de cuarenta segundos.

Podría seguir contando historias sobre la decadencia de Torremolinos. Aunque a estas alturas más bien habría que decir que Torremolinos es la esencia de la decadencia. El cadáver del boom del turismo, la modernidad de plástico, el progreso-basura, la inundación de hormigón, el negocio fácil y el dinero rápido.

Una juventud desenfrada suele llevar pronto a una vejez prematura y decadente.

Treinta años no son nada

Hasta los nueve años viví en Puerta Blanca, un barrio obrero en el límite oeste de Málaga. Hace unos días volví a visitar un antiguo amigo, y aproveché para enseñarle mi antiguo barrio a Inma.

Hay un pequeño mercado que aún conserva alguno de los puestos tradicionales de verduras y pescado. También había una parroquia instalada en un local de la planta superior. Hasta hace unos años no construyeron una iglesia como Dios Manda, y durante lustros lo único que había era esta pequeña parroquia situada sobre el mercado. Por curiosidad me asomé y descubrí que el local ahora está ocupado por una sede de la Asociación de Alcohólicos Anónimos.

Lo que me intriga es si seguirán acudiendo los mismos parroquianos...

¡No me lo puedo creer!

11:30 Está lloviendo a mares.

Ya ni me acordaba de cómo era.

Actualización 13:30: El diluvio universal ha durado media mañana. Ahora vuelve a castigar un lorenzo de justicia.

Ya sabía yo...

Ateo, pagano y budista

Ateo, pagano y budista

Visitando La Petite Claudine he descubierto este test en sobre la opción religiosa a la que más se ajusta tu personalidad, y no he podido resistirme a probarlo en mis propias carnes (o debería decir en mis propias psiques).

Los resultados (ver la gráfica arriba) han acertado en lo fundamental: soy un ateo impenitente (y además rojo; aunque eso no ha salido, ¡cachis!). Pero como la clasificación no es categórica sino por porcentajes, resuta sólo soy ateo en un 88%. Pero bueno, ¿qué es lo que hay que hacer para ser ateo al 100%? Por ahora hago méritos rajando de la Iglesia desde este rinconcito íntimo de la red, pero parece que eso no da muchos créditos. Supongo que lo de quemar iglesias debe de dar más puntos, pero lo veo históricamente manido y políticamente incorrecto. A ver si me informo sobre eso de la apostasía.

Más curioso aun resulta ese 67% que me sale de paganismo [¿qué se entiende por paganismo hoy en día?], y el empate entre budismo y judaismo a un 58%, que no sé si se resuelve con una prórroga o por penalties. De agnosticismo (que sería la segunda opción más cercana a mi declarado ateísmo) me da un escueto 46%, y todavía me encasqueta una ración de islam, cristianismo e hinduísmo. De satanismo, mira, ni pa ti ni pa mí: un 50%.

En fin, como siempre que uno hace un test y está sólo parcialmente de acuerdo con los resultados, la reacción automática es cuestionar su fundamento, funcionamiento y rigor. Pero bueno, mejor mirarlo positivamente y quedarse con ese notable alto en ateísmo.

Eso sí, pienso prepararme a fondo para ir a por el sobresaliente en la próxima convocatoria.

P.S. ¿Quién más se anima a probar? Eso sí: imprescindible compartir los resultados. Si no, perdería toda la gracia.

King Kong rompió los precios y algo más

King Kong rompió los precios y algo más

Ahora que se acerca la próxima película de Peter Jackson, tengo una historia que contar.

De pequeño yo era el típico niño con la cabeza llena de fantasías y aventuras. Me encantaban las películas de aventuras, caballeros medievales, superhéroes y pistoleros. Me pasaba gran parte del día imáginandome historias sorprendentes y fantásticas acerca del entorno, como que había fantasmas en algún edificio abandonado, o que la escombrera de detrás de casa en realidad eran las ruinas de una batalla.

Vivía cerca del Hiper (después Pryca, después Carrefour) de Málaga. Ya entonces -a finales de los setenta- hacían campañas de ofertas. Una semana aparecieron con algo emocionante: "King-Kong rompe los precios y los pone más bajos". No sólo era el lema tonto de la campaña; la publicidad anunciaba que habían traído un muñeco King-Kong de verdad de 8 metros de altura, que hasta te agarraba con una mano. Como en la película. Aquella podría ser mi primera gran aventura de verdad.

Estuve toda la semana dándole la lata a mi madre: era interesante... no: era importante... aun más: era imprescindible ir al Hiper a aprovechar esas ofertas tan bajas que anunciaba la publicidad. Y de paso, con la compra te regalaban un tiquet para probar la atracción del King-Kong. "¿Ves mamá? Si los dos salimos ganando..."

Cuando llegamos al aparcamiento, desde lejos no parecía gran cosa, pero de cerca imponía. Y cuando ví cómo aquel bicho mecánico cogía a dos niñas en la palma de una mano, la cerraba y las subía a varios metros de altura, me entró bastante miedo. Sólo de pensar en verme en esa situación se me quitaron las ganas de aventuras.

Pero lo que más me sorprendió fue mi propia reacción de cobardía. Se suponía que de mayor yo iba a ser un aventurero descubridor de tesoros, salvador de princesas indefensas, azote de los malos, restaurador de la justicia en el universo y todo eso. Para salir del trago intenté autoconvencerme que era natural que aquel engendro diera miedo a un niño de 8 años. Claro: cuando fuera mayor ya se iría el miedo y podría enfrentarme a retos mayores...

Pero lo cierto es que aquel desencanto fue el primer signo de que tal vez las cosas no serían tal y como me las imaginaba. De hecho a mis trentiunoscuántos me dan vértigo las alturas, me desmayo si veo sangre y me da pánico subirme a cualquier atracción de feria.

Eso sí, al menos me ha quedado un pequeño triunfo que me llena de orgullo. No sólo no me da miedo volar, sino que me parece una experiencia tan sosa que lo encuentro aburrido. Un trayecto en un cercanías de Renfe o en cualquier autobús urbano proporciona muchas más emociones.

... y además Galáctico

... y además Galáctico

[Nada que ver con el Realmadrí. Como saben, esta bitácora es 100%-libre-de-fúrbo]

Este año además de Perdido estoy Galáctico. Mi otra adicción televisiva es Battlestar Galactica 2003.

La serie original (de la que ya hablé hace tiempo) no dejó el liston muy alto (y eso que tampoco tenía muchas pretensiones). La cadena NBC decidió cancelarla incomprensiblemente al terminar la primera temporada, a pesar de que tuvo un cierto éxito. Cuando la cadena vio que la serie tenía su público y que había demanda para una continuación, ya era tarde.

Decidieron aprovechar el tirón y vivir del crédito de popularidad de la temporada pasada. Reunieron los restos del equipo original que pudieron convencer (mayormente los sercundarios) e improvisaron una serie infantil (babosamente infantil) de muy bajo presupuesto: Galactica 1980.

El argumento: La flota finalmente encontraba la Tierra, pero la civilización allí estaba más atrasada. Concretamente en el siglo XX -¿Lo van pillando?- La Galáctica decidía no revelarse a los humanos, permaneciendo invisible. ¡¿?! Pero los Cylon también descubren la Tierra y se infiltran, también secretamente ¡¿?! Nuestros héroes se ven obligados a ayudar a los primitivos terrícolas sutilmente, pero son descubiertos por unos niños, que acaban siendo sus compinches de correrías contra unos Cylon todavía más alelaos. ¡¿?!

Afortunadamente este despropósito no pasó de los 10 episodios.

Desde entonces ha habido varios proyectos para hacer un remake o una secuela. Richard Hatch (Apollo) intentó levantar un proyecto personal sobre una secuela titulada The Second Coming, que habría contado con gran parte del reparto original. Empleando CGIs para los efectos especiales, logró hacer un trailer de cinco minutos para mostrar a los ejecutivos de las cadenas, improvisado gracias a su empeño personal y donaciones, e incluso el trabajo gratuito de algunas empresas (como la de efectos espciales) a cambio de crédito. Desafortunadamente el trailer no puede ser publicado y no hay forma de encontrarlo, aunque pueden verse algunas imágenes aquí y aquí. También Glenn A. Larson (creador de la serie original) tenía su propio proyecto para llevar una secuela al cine con la Fox. Pero finalmente ninguno prosperó.

Fue de nuevo la NBC la que rescataría la serie, haciendo en 2003 una miniserie de dos capítulos de 90 minutos con un reparto completamente nuevo. Más que un remake es una nueva versión inspirada en la original -mucho mejor que la original-, en la que han cambiado muchas cosas. No sólo los ordenadores han facilitado los efectos especiales (que además dejan a los originales, que en su momento eran de lo mejorcito, a la altura del calcetín). La historia es mucho más densa e intrincada, los personajes mucho más profundos, han prescindido de toda la ñoñería mohosa de la serie original (que por otra parte no fue voluntad de sus autores, sino imposición de la NBC que se empeñó en dirigirla al público infantil), los diálogos y la actuación son mucho más intensos y creíbles. Y lo mejor de todo... los Cylon, son mucho más interesantes y dan mucho -pero que mucho- juego en esta versión.

La miniserie fue un éxito y pronto se pusieron manos a la obra. La primera temporada -de 13 episodios- fue emitida en otoño-2004/invierno-2005, y están emitiendo actualmente la segunda.

Eso sí, no la busquen en los canales nacionales, ni locales, ni tampoco en su quiosco habitual: lo la encontrarán. La están emitiendo por satélite (canal SciFi).

Menos mal que nos queda el canal eMule. La calidad del ripeo es mejorable, pero al menos podemos disfrutar de la versión original.

P.S.Por cierto, se me olvidaba. Richard Hatch parcitipa en la nueva serie, con un secundario bastante interesante, y muy distinto a su personaje original. Pero no les voy a decir quién. Tendrán que descubrirlo ustedes solitos...

Perdido (pero no en mi habitación)

Perdido (pero no en mi habitación)

Tengo que reconocerlo públicamente. Yo también he caído: me enganchado a Perdidos (Lost).

Últimamente no veo TV, sólo el informativo de Tele-5 al medio día. Prefiero decicar mi tiempo a ver el canal eMule, y ya llevo demasiadas series para delante. Hace tiempo que perdí el interés por las series y películas dobladas en TV. Si excepcionalmente en algún zapping me encuentro con que me interesa, me lo apunto para bajármelo más adelante.

Pero varios amigos (entre ellos T.Reflex, que también ha hablado del tema recientemente) me la recomendaron. Empecé como todo el mundo, me dije aquello de "no pasa nada por probar, yo controlo y podré dejarlo cuando quiera...". Pensaba que controlaría, pero qué va. Llevo dos capítulos y estoy enganchado.

Y no me la meto cortada, como la echan en TVE, no. Me la meto pura: me la estoy bajando sin anuncios, en versión original, en alta resolución, y con sonido AC3 (que con cascos ni se nota, pero farda un montón). No sé de qué satélite lo habrán ripeado, pero debe de ser por lo menos un satélite de la Nasa.

Y lo peor es que además no es la única droga a la que estoy enganchado. Pero esta historia la contaré mañana...

Grandes Cuestiones Trascendentales de Ayer, Hoy y Siempre (II)

Sí, amigos. Hoy traemos otra de estas cuestiones trascendenales que inquietan al hombre desde la noche de los tiempos. No me refiero al "¿quiénes somos, de dónde venimos, adónde vamos?", ni "¿existe Dios?", ni "¿el Universo tiene principio y fin?". Ni siquiera si Alonso ganará el mundial.

No, hoy nos planteamos algo mucho más profundo y trascendente, imbricado en la ontología misma del tejido de la realidad, determinante en la vida de toda persona humana: ¿cuáles son vuestras patatas fritas favoritas?.

No me refiero a las congeladas para freír, ni a las papas fritas de los puestos de feria, ni a las pajitas acartonás de los Burrikin/Mandonal (que son menos nutritivas que el dibujo del envase), sino a las de bolsa. Tampoco me quiero dispersar etre la cuasi-infinita variedad de sabores químico-abstractos disponibles (queso y eso, jamón-jamón o ali-oli-olé...).

No; me refiero a la Mismísima Esencia del Dilema Fundamental: ¿clásicas u onduladas?

Yo estoy enganchado a las onduladas. Las clásicas no están mal, pero me aburro a la tercera patata. En cambio con las onduladas mi único límite es el hambre. De sabores me gustan casi todos (menos el de Lejía-Salvaje). Mi lado sibarita prefiere las Ruffles, aunque están tan caras que últimamente me estoy dopando con sucedáneos Hacendado o Carreful.

Bueno, a lo que íbamos: y vosotros, ¿cuáles son vuestras favoritas?

En el Estanque Dorado

En el Estanque Dorado

Hoy visitamos otro clásico. Descubrí esta joyita en televisión, y me engancha cada vez que la vuelven a pasar. Hace poco la pesqué en DVD y he podido disfrutar de las voces originales. Como siempre, gana. Defensores del doblaje a la lengua patria, recordad: ninguna copia puede mejorar el original. Más bien puede (y suele) perder...

Se trata de la historia de un matrimonio anciano que pasa los veranos en una casita rústica junto a un lago de ensueño. Todo muy bucólico e idílico. Menos las relaciones familiares. Los viejos son opuestos que se atraen, él -Norman- es chinchoso, amargado y agudo; ella -Ethel- es optimista, emprendedora y luminosa. Se trata de una de esas historias en las que no pasa nada espectacular, sólo pequeñas cosas. Pero entre líneas esas pequeñas cosas cuentan mucha más historia de la que se ve.

Katharine Hepburn estaba mayor. El Parkinson (que no disimula, al contrario, emplea para caracterizar al personaje) empezaba a dominarla. Henry Fonda estaba _muy_ mayor. Tanto que se estaba muriendo. Tenía un cáncer terminal y lo sabía. Este sería su último trabajo. Padecía muchos dolores, y sólo disponía de unas dos horas al día para rodar -- el resto del tiempo estaba vencido por el dolor... o sedado por la medicación. Sobre estas vicisitudes estas dos leyendas del cine fueron capaces de dar toda una lección de actuación, interpretando a unos personajes que, por ser mayores, cuentan entre achaques muchas cosas.

Esta es la única película en la que Jane Fonda aparece junto con su padre. Su relación nunca fue buena. Henry Fonda, que tantas veces encarnó el rol de americano-medio-honrado-padre-de-familia, nunca fue un hombre familiar en la vida real. Prefería trabajar o irse de juerga a aburrise en casa. Nunca fue un padre para sus hijos ni un compañero para su esposa. Atentos a las escenas que tienen padre e hija juntos: no están interpretando. Están viviendo.

Henry Fonda murió poco después de terminar el rodaje. No es la primera vez que Katharine Hepburn entierra a su co-protagonista. En Adivina quién viene a cenar (otra joyita imprescindible) despidió a Spencer Tracy -el gran amor de su vida-, que también estaba enfermo terminal durante el rodaje y murió 17 días después de acabar. Katherine nunca fue capaz de ver la película: no podía soportar los recuerdos.

Es el gran espectáculo del cine, uno de los últimos ecos de la época dorada, y un homenaje varios de sus genios.

¿Te lo vas a perder?

La tapa Cái y la Ruta del Tapeo

Si vais por Cádiz pasad de Burrikíns, Mardonals, Kentakifrichikens, Telepisas y demás cadenas de comida basura. Haced la Ruta del Tapeo.

La Ruta del Tapeo consiste en un montón de bares del centro, que se han asociado para hacer frente a la invasión de comida rápida fomentando la comida castiza. Y hacer negocio, claro. Por 1,20 euros la tapa Cái incluye una tapa (fija y distinta en cada bar) y un vinito de la tierra. Además te ponen un sellito en una hoja-cupón (que puedes pedir gratis en cada bar). Cuando la tienes completa, te regalan una caja de vinos.

Otra opción es el menú tapa, que por 7 leuros te incluye un surtido de 4 tapas (también fijas y también distintas en cada bar) y por supuesto el vinito de rigor.

La idea está muy bien pensada porque, aunque probablemente no ganen mucho con la tapa Cái, lo normal no es llegar a un sitio, pedir una sola tapa, y largarte a otro. Si has tenido que esperar un poco para encontrar sitio, esperar un poco más a que te sirvan, cuando pruebas la tapa se te abre el apetito, y te acabas pidiendo un surtido de tapas (bebida aparte) y sales cenado del bar.

¿Y qué pasa si -como yo- eres abstemio y no quieres acabar cocido a base de vinitos? Todo es preguntar. "Perdone: ¿Se puede pedir la tapa Cái con refresco en vez de vino? -- No. Pero esto es Cái..." Al final en todos los sitios me pusieron el refresco de mi elección.

Con la ruta del tapeo se puede comer bien y barato. Inma y yo almorzamos como señores en un bareto en pleno centro histórico por 9 leuros. Sucedió la anécdota simpática de que, mientras estábamos comiendo, pasaron por delante de la puerta un par de chavales con dos cajas de Telepizza. El camarero, con esa gracia y poca vergüenza típicamente gaditana, señalando con la mano al surtido de tapas comentó ante los presentes: "¡Pisha! Meno telepissa y má comía..."

Tiene gracia que en uno de los países donde se come mejor, más sano y más barato del mundo, nos estemos dejando invadir por una de las comidas peores, menos nutritiva, más insanas y más caras (en relación a lo que te comes) del mundo.

Pues eso: menos Burrikín y más dieta mediterránea...

El color púrpura

El color púrpura

Llevo tiempo sin escribir sobre cine. En estas fechas la cartelera sucumbe a la habitual levedad veraniega. Menos mal que nos queda el DVD.

Tenía una cuenta pendiente con esta película desde hace años. Cuando era un adolescente me encantaban las películas de fantasía y aventuras. Es decir, me encantaba Spielberg. Cada película que hacía era mejor que la anterior. Me maravillaba encontrar un adulto con más imaginación que yo.

Y entonces hizo El Color Púrpura. ¡Qué decepción! ¿Cómo podía mi director favorito ensuciar una carrera tan sobresaliente haciendo una película blanducha llena de sentimientos, de ésas en la que sólo hablan y no pasa nada emocionante? Me faltaba crecer un poquito.

Crecí de golpe a los diecinueve cuando vi El Club de los Poetas Muertos. Fue un punto de inflexión: descubrí el cine intimista, las historias de personajes y emociones, conducidas por diálogos y no por efectos especiales y piruetas de especialistas. El cine de aventuras y acción me fue aburriendo progresivamente (aunque sigo manteniendo una debilidad por el género de fantasía y ciencia ficción), a la par que me fue seduciendo el cine de autor.

Así que la ecuación se invirtió, y me entraron ganas de ver esa magnífica película que había hecho Spielberg a pesar de las aventuras superficiales comerciales anteriores. Pero siempre que la daban por televisión la pillaba empezada, y quería disfrutarla bien. Hace unas semanas pillé la edición especial en DVD a buen precio, y por fin he podido saldar mi deuda.

Me ha sorprendido sobre todo el trabajo colosal de Whoopi Goldberg, que debutó en esta película. A pesar de toda la morralla prescindible que ha venido haciendo desde entonces, aquí da toda una lección de interpretación. Hay planos en los que saca más matices y emociones sólo con los ojos y la sonrisa, sin decir una palabra, que cachos de carne como Tom Cruise o Stallone en toda su carrera.

Todo el reparto está magnífico: Danny Glover da la réplica como el hombre no-soy-malo--me-han-educado-así, Margaret Avery llena todos los matices de Shug Avery, e incluso Oprah Winfrey, a quien tenía por una basurera histriónica del medio televisivo, encontró el papel de su vida interpretando a una rompedora Sofia, con la que tiene mucho en común.

Spielberg es un genio del cine. Tiene un sexto sentido (algo que no se puede aprender), que además ha pulido con años de oficio. Construye los planos con artes de mago y precisión de relojero. Sabe dirigir a los actores con tacto justo hasta donde él quería llegar. Aquí logra conciliar el arte con la comercialidad; aunque en otras ocasiones se le haya ido la mano con el último ingrediente.

En fin, si no lo han visto aún, es un título imprescindible que no se deben perder. Una de esas referencias que hay que ver, aunque sólo sea para poder tener una opinión propia.

P.S. Les recomiendo que antes de sentarse a ver las dos horas veinte de película, preparen primero el entorno. Siéntense bien cómodos, a una hora en que no haya ruidos, y tengan a mano algo para picar y un paquete de pañuelos.

P.S.[2]; Tenía que haber publicado esta entrada hace una semana, pero con los vaivenes de Blogia he distraído...

Hiroshima Mon Amour

Hiroshima Mon Amour

Hoy es el 60 aniversario del primer bombardeo nuclear de la historia de la humanidad. El Enola Gay, un bombardero B-29 expresamente modificado, arrojó sobre Hiroshima una bomba de uranio llamada Little Boy matando instantáneamente a más de 80.000 personas. El propósito oficial era romper la moral japonesa y obligar al gobierno a firmar la rendición, acabando con la guerra del Pacífico. Sin darles tiempo a reaccionar, tres días más tarde lanzaron otro ataque contra la ciudad de Kokura. pero el cielo estaba cubierto de nubes y el piloto se dirigió al objetivo secundario: Nagasaki. El objetivo también estaba nublado y aprovechando el primer claro que se encontró la acabó soltando la bomba de plutonio sobre unos suburbios. Esta vez "sólo" mató a 70.000 personas. El gobierno japonés aceptó la rendición incondicional.



La guerra del Pacífico fue monstruosa, y los japoneses no fueron ningunos santos. En su invasión de China -al igual que ocurrió con muchas islas- realizaron un genocidio inhumano sobre la población existente. EEUU entró en la guerra a raiz del ataque japonés a Pearl Harbor, que les pilló por sopresa. Les costó sangre ir empujando a los japoneses hasta arrinconarlos en Japón, pero incluso así la resistencia fue feroz y la guerra hubiera durado mucho más, cobrándose innumerables vidas. Fue necesario usar una fuerza aplastante para quebrar su moral y obligarlos a una rendición.



Hasta aquí la historia escrita por los vencedores.



Para empezar el alto mando y el gobierno americano conocían con antelación el ataque japonés a Pearl Harbor. Sus servicios de inteligencia escuchaban regularlmente las transmisiones japonesas y habían logrado romper el código de cifrado (algo rudimentario). Dejaron allí la mayor parte de la flota del Pacífico, a sabiendas de que era una ratonera.



Años antes el comandante en jefe del Pacífico había manifestado su malestar por la elección de aquél puerto para situar la base de operaciones del Pacífico. Precisamente porque era un magnífico puerto natural en forma de herradura, el estrangulamiento cerca de la entrada que hacía de rompeolas y bocana lo convertía en una pésima elección como puerto militar. Bastaba con bloquear la entrada hundiendo un barco para convertirlo en una trampa, cerrando toda posible huida. Era muy vulnerable a un ataque aéreo. Los japoneses lo sabían bien y le sarcaron partido.



No obstante cuando arrasaron la bahía no lograron encontrar su objetivo principal: los dos portaaviones americanos que habían salido de "maniobras" a alta mar, dejando sus flotas de apoyo amarradas en el puerto. A ningún mando en sus cabales se le ocurriría hacer esta locura, va contra todas las prácticas militares, pues en caso de cruzarse con un submarino o incluso un destructor (sin radar, y sin tiempo de lanzar los aviones al aire) acabarían con ellos en cuestión de minutos. El mando había decidido sacrificar sólo una parte de la flota, ya que si hubieran perdido también los portaaviones habría tardado demasiado tiempo en poder reconstruirla y reaccionar. Incluso es posible que se vieran forzados a aceptar la rendición. Dos días antes habían dado la extraña orden de sacar a altar mar los dos portaviones solos y sin escolta.



Corolario #1: El gobierno americano entró en la guerra con conocimiento y consentimiento secreto. ¿Con qué objetivo? Probablemente convertirse en al principal potencia económica y militar en el Pacífico. Y de paso, unificar a la nación (dividida por la depresión) en un único espíritu nacional de salvación de la patria.



En la batalla de Midway, en junio de 1942, los americanos se cobraron su venganza contra los japoneses. En una batalla que decidió la suerte (la mala suerte de los japoneses), éstos perdieron 4 portaaviones y un acorazado, mientras los americanos sólo perdieron el portaaviones Yorktown. Supuso el punto de inflexión en la guerra del Pacífico. A partir de aquí los americanos fueron empujando progresivamente a los japoneses hacia sus islas, ganando batalla tras batalla y causando más pérdias al enemigo. Hacia 1944 la guerra estaba materialmente ganada. Japón no tenía casi nada con que luchar contra la inmensa flota americana.



Y enconces llegaron los B-29.



Llamados superfortalezas volantes, fueron diseñados como bombarderos de superioridad aérea. Armados con un cañón de cola y 12 torretas de artillería blindadas y operadas por control remoto, protegido por el mejor blindaje de la época, impulsado por 4 motores de 2200 CV cada uno hasta una velocidad de 574 km/h, con un techo de servicio de 10.200 m de altitud, una autonomía de hasta 9000 km, y una carga útil de 9000 kg en bombas, era prácticamente invulnerable en su época. Podía realizar bombardeos de altura desde bases remotas y regresar intacto.



Siguiendo la estrategia de los aliados, los americanos comenzaron una campaña de bombardeos indiscriminados contra grandes núcleos de población civil en las islas del Japón, ya que la tecnología de navegación de la época no permitía el bombardeo de precisión de objetivos estratégicos, y mucho menos desde gran altitud. Paralelamente a la derrota en el mar, la población civil sufría los bombardeos regulares sobre Japón. Los B-29 lanzaban bombas incendiarias, con escasa precisión desde gran altitud, alcanzando una gran extensión (porque eran arrastradas por el viento). Al llegar al suelo encendían una llama de alta temperatura que se cebaba en los suburbios populares de casas tradicionales de madera y papel. Barrios enteros eran borrados en cada bombardeo. Al igual que en Europa, no sirvió para quebrar la moral de la población, sino para concentrar aun más el espíritu de resistencia patriótica.



En 1945 Japón no tenía apenas con qué defenderse, y el país estaba siendo devastado por los bombardeos. Sabiendo desde hacía tiempo que la guerra estaba perdida, los japoneses acabaron ofreciendo a los americanos una rendición con condiciones que éstos rechazaron. No es cierto que Japón tuviera intención de luchar eternamente, pero los americanos no se conformarían con menos que la rendición condicional.



El 6 y el 9 de Agosto los americanos lanzaron su horror atómico sobre Japón. Murieron 120.000 personas, más otras 200.000 que morirían y sufrirían terribles enfermedades a lo largo de los años como consecuencia de la radiación y las quemaduras.



El general Dwight Eisenhower (entonces jefe del teatro de operaciones en Europa) aconsejó no emplear las bombas nucleares, pues las consideraba completamente innecesarias para lograr la derrota, ya cercana. Más aun: el general Douglas MacArthur, jefe de operaciones del Pacífico no fue consultado, y después manifestaría la misma opinión, al igual que el Almirante William Leahy (consultor jefe del presidente), el Almirante Nimitz (Comandante en Jefe de la Flota del Pacífico), y la práctica unanimidad del alto mando.



Fue una decisión del presidente Harry S. Truman. Sin embargo, fue celebrado por la mayor parte del pueblo americano. En realidad los programas paralelos de desarrollo de las bombas atómicas de uranio y plutonio habían sido ejecutados contra reloj con la intención de ser usados contra Alemania (que también había empezado sus programas, aunque afortunadamente con mucho retraso). Imagino que el presidente no quería quedarse con las ganas de presumir de su nuevo juguetito.



¿Cuántas vidas esperaban salvar, que no dudaron en segar cientos de miles? Para salvar vidas, ¿no habría sido más eficaz presionar en unas negociaciones, habida cuenta de que el gobierno japonés era plenamente consciente de que la derrota total era sólo cuestión de meses, y ya había manifestado intención de rendirse? Si querían impresionar al enemigo, ¿no habría bastado con arrojar las bombas sobre alguna base militar apartada donde los japoneses pudieran comprobar su descomunal poder?



Corolario #2: los ataques con bombas nucleares sobre japón fueron un genocidio frío, cruel e innecesario. Un puro ejercicio de poder. La historia acabará condenando a EEUU como antes también lo ha hecho con Japón.



P.D. Hasta la fecha, el gobierno americano no ha emitido la menor disculpa.