Aviso: si aun no has visto la película no continues leyendo esta entrada: destripa toda la trama.
Aviso2: Esta vez NO voy a ser breve... Disculpen las molestias... o continuen hasta la
próxima bitácora. 8^)
Vale, soy un fan (aunque no incondicional) de la saga de Star Wars. Bueno, a diferencia de la mayoría no me deprime la nueva saga. Cierto, el
Episodio I sólo me entretuvo, y el
segundo sólo me agradó. Lo admito: le tengo cariño a la saga y la critico con el corazón y no con la cabeza.
La semana pasada
por fin se estrenó por aquí el
Episodio III (curiosamente
justo después de mi examen). Inma me llevó a verla a la sala grande del Yelmo Plasta Mayor (los frikis tenemos que ir acompañados de un adulto, como los niños). Sé que ahora alguno va a vomitar, pero tengo que soltarlo: me ha encantado. Es más, me ha emocionado. He disfrutado casi como un niño. Bueno, probablemente más que un niño de ahora, que están de hartos y aburridos de todo.
Bien, no es ninguna obra maestra, desde luego. No va a reinventar el cine, ni siquiera la saga. De acuerdo, la actuación está entre correcta y floja, y Hayden Christensen no termina de convencer. Pero para mi gusto el episodio remata muy bien la primera trilogía, y enlaza redondamente con la segunda.
He leído muchas (todas) críticas últimamente. Una vez más tengo que recordar a los detractores algo que parecen olvidar por completo en sus sentencias: señores, esto es Star Wars; no es 2001, ni Star Trek, ni Blade Runner, ni siquiera Alien. *NO* es ciencia ficción, no pretende ser profundo, ni pretende reinventar el cine, ni revolucionar la narrativa. Esto es... Star Wars. No tiene porqué gustarles, pero tampoco es justo que le exijan lo que nunca se propuso ofrecer, y que les defraude porque no lo encontraron aquí.
Esto es una fantasía épica espacial (o dicho más breve y con más pegada: "Space Opera"). Si quieren referencias con las que hacer comparaciones habría que pensar más bien en Flash Gordon o Indiana Jones. Es entretenimiento barato (en el sentido de las intenciones, no del presupuesto). Los malos son siempre despiadados y los buenos buenísimos (con la interesante excepción de la dualidad Anakin/Darth Vader, que precisamente es lo que le da la pimienta a la saga), los héroes derrochan valor, los enemigos siempre fallan el tiro -por poco-, la sabiduría de los maestros es infalible, las heroinas son las más guapas (dejando aparte los peinados, y en particular el infame modelo "Twin Ensaimadas") y los alienígenas feísimos. Nada más ver entrar un personaje en la pantalla ya sabes si es el que va a morir o el que va a vencer en los siguientes 10 segundos. Muchos personajes tienen la profundidad de la película fotográfica donde existen (que es bastante menos de 1mm).
Pero es que la saga original también fue siempre así. Y si entonces nos enamoró fue porque la vimos con ojos y corazón de niño, y porque no le exigimos más de lo que ofrecía. ¿Os habéis parado a examinar críticamente la saga original? Por ejemplo: los alienígenas de plástico de la cantina, o la actuación de Mark Hamill [Luke], o el empalago blandengue infantiloide de los Ewoks, o los efectos especiales que
entonces nos parecían más reales que la propia realidad.
En esta saga no podíamos esperar que nos sorprendieran de nuevo con lo mismo. Primero porque ya no tenemos -10 años. Segundo porque desde entonces la fórmula se ha imitado (generalmente con nulo acierto en las copias, y con variopintos resultados en las variaciones), y por tanto también se ha gastado por el uso. Tampoco nos puede sorprender su efectismo visual y su puesta en escena. En las últimas décadas la industria de Hollywood, falta de talento creativo, en vez de llenar las películas con buenas historias ha rellenado el vacío con buenos efectos especiales. Todo está inventado ya, al menos en este menú de tres platos.
Lucas intentó hacer algo distinto con los primeros episodios (sobre todo con el primero). Intentó empezar con el prólogo de una historia que parte de una época distinta, valiéndose de personajes, entorno estética y argumentos deliberadamente más elegantes e ingenuos. Soy el primero en admitir que no le salió bien la receta, le quedó destartalada: intentar combinar en un solo plato un potaje alimenticio con un pastel empalagoso es garantía de acabar haciendo una bazofia incomible. Ni como plato prinicipal, ni como postre. Lo que debía ser el nacimiento de un romance y el sentimiento desarraigo (por la pérdida de la madre), se quedó en un pastiche blandengue y semisentimentaloide, engendro entre culebrón venezolano y película de aventuras al peso de las de una tarde de domingo en Telecinco. Lo que debía ser un toque cómico con que desdramatizar los momentos de tensión y acción, se pasó muy de largo y mataba todos los clímax (el odioso Jar Jar Binks; es imperdonable que en vez de haber muerto cruelmente en los primeros 5 minutos del episodio II, como exigía el clamor popular, sea uno de los pocos que se salve de la escabechina). Las tramas de juegos oscuros de intereses, cobardías y miedos, valor e ingenuidad siguen siendo demasiado planas y previsibles, y Lucas tira de recursos fáciles como no mostrarte los personajes o hechos clave hasta el final, para guardarse alguna sorpresa con que maniobrar la trama, como por ejemplo la aparición el Conde Dooku al final del episodio II.
Pero también hay que comprender las intenciones de Lucas. Me parecen injustas la críticas "vaya mierda, yo esperaba otra cosa". Bueno, tal vez esta no sea la película de tu vida; es la de Lucas. Igual que la trilogía original. Lucas cuenta la historia de cómo por la codicia y astucia de unas (pocas) personas, una época elegante e ingenua de guante blanco, en la que los problemas se arreglan hablando, va precipitándose hacia tiempos oscuros y sucios en los que sólo sobreviven los más fuertes. Me hubiera defraudado mucho más que
La Amenaza Fantasma fuera un remix de
Una Nueva Esperanza (ep.IV) pasado por el tamiz de la tecnología punta visual, que el intento (aun fracasado) de contar una historia diferente que pretende marcar un: "De aquí venimos, pasa esto y entonces es cuando empieza a arrancar nuestra historia".
Bueno, ahora que he contextualizado
demasiado suficientemente, vamos al bollo: el episodio III. Me han gustado mucho como va enlazando con la siguiente trilogía (cronológicamente posterior, pero realizada hace 25 años). Tanto los guiños (la música, la estética tecnológica -sobre todo de las naves-, R2 sacándolos de apuros cada dos por tres, los combates sentenciados con un corte de extremidades, "tengo un mal presentimiento"...) como la evolución de los personajes: Yoda y Kenobi que se van dando cuenta de que es el fin de la era de los Jedis, Anakin en su viaje personal hacia el lado oscuro, Amidala que va dándose cuenta de que ama con locura a medio hombre y odia visceralmente al otro medio, el ascenso de Palpatine hacia el poder absoluto...
La actuación, correcta: bien Ewan McGregor, Yoda convincente, correctos los demás en general, flojo Hayden y en algunos momentos también Ian McDiarmid (Palpatine). Hay que decir que algunos (en particular Anakin y Palpatine) están bastante más creíbles en versión original y han perdido bastante con el doblaje. Las actuaciones son sobrias y contenidas. Como a mí me gustan. Hay quien prefiere las actuaciones más enfáticas, pero entonces a mí me habría parecido sobreactuación. Como en las demás artes, también aquí hay gustos... y escuelas...
En cualquier caso Lucas no es un director de actores, qué le vamos a hacer. Pero tampoco lo era en la primera saga. Harrison Ford se acabó hartando de los diálogos forzados y del autismo de Lucas dirigiendo. Tanto que después de
El Imperio Contraataca no le apetecía continuar en la saga y le sugirió que matara al personaje al principio del siguiente episodio. Así la saga podría tener un climax inesperado al principio del episodio con que sacudir a los espectadores, y por otra parte Harrison habría quedado libre para dedicarse en pleno a la saga de Indiana Jones, por la que tenía bastante más interés y consideración. Harrison llego a decir (y con toda la razón): "George," [Lucas, no Bush] "tú puedes escribir esta mierda, pero no hay quien la diga". Los personajes de SW son de cartón piedra y los diálogos son de garrafón. Maravillosos, ¿verdad? Ahí estuvo siempre su encanto.
Los efectos visuales y las batallas espaciales: impresionantes. Es tal el detallismo barroco que es imposible absorber todos los detalles logra dejarte con la sensación de que la batalla es verdaderamente descomunal. Las luchas con espadas, muy bien coreografiadas (un pelín sosa la de Yoda con Palpatine; por cierto, diseñada por Spielberg). El montaje de la escena clímax (el nacimiento de Luke y Leia... y de Vader) me pareció lírico. La historia se desarrolla bien, aunque los elementos principales de la trama son más que predecibles (especialmente para los que hemos seguido la saga en buena parte de su espectro: libros, comic, rol...). Inma me hizo un buen apunte: tiene toda la estructura de una gran tragedia clásica griega. Incluyendo el final trágico, claro, pero también con un sentido dual: el final deja por igual tinieblas (el encumbramiento del Emperador, Vader) y esperanza (Luke y Leia, la supervivencia de Yoda y Kenobi).
No todo me gustó, claro. Además del robótico doblaje de algunos personajes protagonistas (y no me refiero a los droides, precisamente), quizá perdía demasiado ritmo en el centro de la película, y los fondos y escenarios limpios (habitaciones, interiores de naves) son tan limpios que canta demasiado que son sintéticos. La trama con que Palpatine va seduciendo paulatinamente a Anakin hacia el lado oscuro resulta en algunos pasajes forzada y poco creíble, cae en unas simples trampas emocionales para idiotas. ¿Este era el talento que iba a traer el equilibrio a la fuerza, y que se acaba vendiendo por dos baratijas para críos?
En fin, después de todo este despiece, me ratifico: a mí me ha conquistado. Incluso a Inma le ha gustado. Es un plato de comida rápida que a muchos les dejará con hambre, a otros con mala digestión y a otros les parecerá insípido. Pero qué le voy a hacer: a mí me ha gustado. Me hizo pasar un buen rato, y eso que me llevo en el cuerpo.
Ah, se me olvidaba, un epílogo: quizá la emoción de la noche no fue solo la película. El Episodio anterior lo vi solito en una sala que de vacía se me hizo fría. Éste lo he visto muy bien acompañado. 8^)
A ver, los comentarios de uno en uno, por favor. Que ya siento el hormigueo de los dardos envenenados... 8^)