Caminando por el lado penco de la vida
La noche pintaba mal. No soy amigo de jaleos, ruidos ni en general salidas nocturnas. Pero tocaba llevar a Inma a la feria de Málaga (aunque ella sabe llevarse solita), y ella escogió el día: viernes noche, que actuaban Los Pecos y El Consorcio. Sólo puse una condición: llevarme mi cámara para hacer algunas fotos (me llevé el kit Fashipn-Discrection, consistente en un bolso bandolera estándar dentro del cual nadie pensaría que va un cuerpo de cámara réflex y sendos objetivos de 24mm y 50mm).
De camino perdimos un rato en un puesto de bocadillos donde un pavo (me refiero al camarero) con un pavo encima (me sigo refiriendo al camarero) tardó diez minutos en prepararnos un perrito caliente, un bocadillo de pollo y unas patatas fritas. Se tomó su tiempo para poder hacerlo mal: el pan estaba tieso, el pollo reseco y las patatas demasiado saladas. Sobra decir que tampoco fue barato.
Llegamos tarde a la caseta municipal, ridículamente pequeña para una feria de esta categoría y dimensiones (es la segunda fiesta de España, aunque el crédito y la atención pública se los lleve en exclusiva la feria de Sevilla), y ya estaba llena, a pesar del cartel de la velada. Aun así acabamos encontrando dos asientos en una esquina con buena visión.
De telonero, por describirlo en una línea, digamos Rafael Acejo and The Spanish Copla. Presentador icónico de la televisión malagueña, una suerte de José Manuel Parada local. Siempre pensé que era cutre como presentador, pero eso es porque no lo había oído cantar. Empezó haciendo versiones aflamencadas de canción ligera y/o pop, y luego fue a lo suyo: cantar copla con arreglos poperos. Pues no, tampoco debía de ser lo suyo. Una cosa es lucirse en una reunión de amigos y otra subirse a un escenario. En fin, se ve que este hombre debe de estar todavía intentando descubrir qué es lo que se le da bien en esta vida.
Bueno, como yo O:-)
Quince minutos para hacer cambios en la iluminación y salieron Los Pecos. Me sorprendieron gratamente, aunque no es mucho decir porque esperaba poco. Previsiblemente, aparte de alguna canción nueva terminantemente prescindible, siguen cantando las canciones de siempre con arreglos actuales. Llevaban buenos músicos, que le dieron un fondo rockero al concierto. Me gustó en particular el guitarra, que daba algunos toques de caña que equilibraban el exceso de miel de los temas.
¿Qué se puede contar de Los Pecos, 25 años después? Siguen haciendo lo mismo, y lo siguen haciendo bien. Para quien le guste lo que hacen. No es que Inma sea una fan incondicional, de hecho el huracán Pecos le pilló demasiado joven, pero le trae nostalgia. Y he de admitir que a mí también me hicieron gracia (tengo yo una vena sensiblera...). De nuevo caminando juntos por el lado peco digoooo... penco de la vida.
Traían sus grupis de rigor pegadas al escenario, como debe de ser. Imagino que ya cuarentonas y carrozonas (desde donde estábamos no se distinguía), el espectáculo de verlas botar y chillar de cerca debía de ser toda una experiencia... extracorpórea, de ésas que abandonas tu cuerpo y lo ves todo en como en tercera persona. En un momento dado voló algo hacia el escenario. Aun sigo intentando convencerme de que no eran unas bragas. Cerca de nosotros, un hijo avergonzado tiraba, intentando que se sentara, del brazo de su madre, que se había puesto en pie emocionada coreando y agitando los brazos con una de las canciones estrella. El mundo al revés. En fin, sonaron muy bien y nos divertimos mucho los dos.
Tuvimos que esperar cuarenta y cinco minutos hasta que apareció El Consorcio (formado con los restos de Mocedades, Sergio y Estívaliz e Iñaki Uranga). Estábamos ya por irnos, porque allí no salía nadie a dar una explicación. El presentador de la gala iba presentando al siguiente grupo nada más terminar el anterior, en vez de hacerlo cuando ya estuvieran listos para salir. Aquello tuvo peor pinta cuando vimos a Amaya salir con bastón al escenario, y tras la primera canción, hacer el resto del concierto sentada en una silla. El peso musical lo lleva ahora Estívaliz. Y no es que Amaya haya perdido voz; la voz la tiene, pero se asfixia y no tiene tanta fuerza para cantar, aunque sigue llevando el peso matriarcal del grupo. En un momento uno de los componentes se burló de ella ("Un aplauso para nuestra maestra coreógrafa"), y ella se excusó con una reciente operación de rodilla. Espero que se reponga porque siempre he admirado a esta mujer, es triste ver lo que la edad va haciendo (o más bien deshaciendo) con los grandes, sin respetar a nadie.
También aquí hubo varias anécdotas entre el público. Cuando empezaron a cantar canciones de los cuarenta, un par de parejas de cincuentones se arrancaron a bailar, y no lo hicieron mal. Desde luego bastante mejor de lo que habría hecho yo. Que no es mucho decir. Una loca empezó a bailar desaforada entre el público, y la gente alrededor le hizo sitio, yo creo que más bien asustados por su friquismo. Daba la sensación que se había tomado algo sospechoso. Al final la pudimos ver algo más de cerca y nos pareció más bien una cuarentona no muy centrada, tal vez incluso con algún desequilibrio.
De nuevo he de confesar mi friquismo: siempre me han gustado Mocedades. No tanto el estilo del Consorcio (canciones de la radio de los cuarenta y cincuenta), pero aquí cantaron de todo, desde Mocedades hasta las propias del Consorcio, y lo hicieron muy bien. Siguen cantando como los ángeles (para quien le gusten los ángeles, claro). También nos lo pasamos bien, que es de lo que se trata, y a la salida tuve ocasión de hacer algunas fotos más en la feria, hasta que tuve que dejarlo porque la hora y el ambiente no eran propicio para lucir un equipo que me ha costado varios sueldos.
P.D. El domingo por la mañana dando un paseo por el rastro me encontré con el disco "¿Dónde estabas tú? Pecos 25 Aniversario" en un puesto surtido de discos de segunda mano. Decidí tener un detalle con Inma.
De camino perdimos un rato en un puesto de bocadillos donde un pavo (me refiero al camarero) con un pavo encima (me sigo refiriendo al camarero) tardó diez minutos en prepararnos un perrito caliente, un bocadillo de pollo y unas patatas fritas. Se tomó su tiempo para poder hacerlo mal: el pan estaba tieso, el pollo reseco y las patatas demasiado saladas. Sobra decir que tampoco fue barato.
Llegamos tarde a la caseta municipal, ridículamente pequeña para una feria de esta categoría y dimensiones (es la segunda fiesta de España, aunque el crédito y la atención pública se los lleve en exclusiva la feria de Sevilla), y ya estaba llena, a pesar del cartel de la velada. Aun así acabamos encontrando dos asientos en una esquina con buena visión.
De telonero, por describirlo en una línea, digamos Rafael Acejo and The Spanish Copla. Presentador icónico de la televisión malagueña, una suerte de José Manuel Parada local. Siempre pensé que era cutre como presentador, pero eso es porque no lo había oído cantar. Empezó haciendo versiones aflamencadas de canción ligera y/o pop, y luego fue a lo suyo: cantar copla con arreglos poperos. Pues no, tampoco debía de ser lo suyo. Una cosa es lucirse en una reunión de amigos y otra subirse a un escenario. En fin, se ve que este hombre debe de estar todavía intentando descubrir qué es lo que se le da bien en esta vida.
Bueno, como yo O:-)
Quince minutos para hacer cambios en la iluminación y salieron Los Pecos. Me sorprendieron gratamente, aunque no es mucho decir porque esperaba poco. Previsiblemente, aparte de alguna canción nueva terminantemente prescindible, siguen cantando las canciones de siempre con arreglos actuales. Llevaban buenos músicos, que le dieron un fondo rockero al concierto. Me gustó en particular el guitarra, que daba algunos toques de caña que equilibraban el exceso de miel de los temas.
¿Qué se puede contar de Los Pecos, 25 años después? Siguen haciendo lo mismo, y lo siguen haciendo bien. Para quien le guste lo que hacen. No es que Inma sea una fan incondicional, de hecho el huracán Pecos le pilló demasiado joven, pero le trae nostalgia. Y he de admitir que a mí también me hicieron gracia (tengo yo una vena sensiblera...). De nuevo caminando juntos por el lado peco digoooo... penco de la vida.
Traían sus grupis de rigor pegadas al escenario, como debe de ser. Imagino que ya cuarentonas y carrozonas (desde donde estábamos no se distinguía), el espectáculo de verlas botar y chillar de cerca debía de ser toda una experiencia... extracorpórea, de ésas que abandonas tu cuerpo y lo ves todo en como en tercera persona. En un momento dado voló algo hacia el escenario. Aun sigo intentando convencerme de que no eran unas bragas. Cerca de nosotros, un hijo avergonzado tiraba, intentando que se sentara, del brazo de su madre, que se había puesto en pie emocionada coreando y agitando los brazos con una de las canciones estrella. El mundo al revés. En fin, sonaron muy bien y nos divertimos mucho los dos.
Tuvimos que esperar cuarenta y cinco minutos hasta que apareció El Consorcio (formado con los restos de Mocedades, Sergio y Estívaliz e Iñaki Uranga). Estábamos ya por irnos, porque allí no salía nadie a dar una explicación. El presentador de la gala iba presentando al siguiente grupo nada más terminar el anterior, en vez de hacerlo cuando ya estuvieran listos para salir. Aquello tuvo peor pinta cuando vimos a Amaya salir con bastón al escenario, y tras la primera canción, hacer el resto del concierto sentada en una silla. El peso musical lo lleva ahora Estívaliz. Y no es que Amaya haya perdido voz; la voz la tiene, pero se asfixia y no tiene tanta fuerza para cantar, aunque sigue llevando el peso matriarcal del grupo. En un momento uno de los componentes se burló de ella ("Un aplauso para nuestra maestra coreógrafa"), y ella se excusó con una reciente operación de rodilla. Espero que se reponga porque siempre he admirado a esta mujer, es triste ver lo que la edad va haciendo (o más bien deshaciendo) con los grandes, sin respetar a nadie.
También aquí hubo varias anécdotas entre el público. Cuando empezaron a cantar canciones de los cuarenta, un par de parejas de cincuentones se arrancaron a bailar, y no lo hicieron mal. Desde luego bastante mejor de lo que habría hecho yo. Que no es mucho decir. Una loca empezó a bailar desaforada entre el público, y la gente alrededor le hizo sitio, yo creo que más bien asustados por su friquismo. Daba la sensación que se había tomado algo sospechoso. Al final la pudimos ver algo más de cerca y nos pareció más bien una cuarentona no muy centrada, tal vez incluso con algún desequilibrio.
De nuevo he de confesar mi friquismo: siempre me han gustado Mocedades. No tanto el estilo del Consorcio (canciones de la radio de los cuarenta y cincuenta), pero aquí cantaron de todo, desde Mocedades hasta las propias del Consorcio, y lo hicieron muy bien. Siguen cantando como los ángeles (para quien le gusten los ángeles, claro). También nos lo pasamos bien, que es de lo que se trata, y a la salida tuve ocasión de hacer algunas fotos más en la feria, hasta que tuve que dejarlo porque la hora y el ambiente no eran propicio para lucir un equipo que me ha costado varios sueldos.
P.D. El domingo por la mañana dando un paseo por el rastro me encontré con el disco "¿Dónde estabas tú? Pecos 25 Aniversario" en un puesto surtido de discos de segunda mano. Decidí tener un detalle con Inma.
3 comentarios
Inma -
Ardelia -
Ay, que echo de menos Málaga...Moragas, Papas Asá, los Camperos, Guadalmar....lo típico..hasta ese gimnasio pequeñito de la calle Mochingo donde me pasaba las tardes...
En fin.
Epaminondas Pantulis -