Ya puede congelarse el infierno
Hay cosas difíciles, como sacarse unas oposiciones a registrador de la propiedad. Hay cosas improbables (como acertar una primitiva), o increíbles (como la temporada que está haciendo Fernando Alonso) o inverosímiles (como que el PP sea un partido de centro).
Y luego hay cosas que están más allá del orden natural. Hoy ha sido uno de esos días.
He ido a correr.
Nunca he hecho deporte. Me aburro como las almejas. Pero sí he sido siempre muy andarín, cosa que estos últimos años he ido abandonando progresivamente por otros hábitos sedentarios y motorizados. Desde que empecé a trabajar me he acomodado en una nada saludable vida sedentaria de oficinista urbanita y casero.
Últimamente las evidencias de oxidación van siendo preocupantes. Me encuentro con una bajísima vitalidad durante las mañanas, me canso si doy paseos tranquilos con Inma (curiosamente a paso rápido me canso bastante menos) y en general me encuentro físicamente decaído. Y lo peor de todo: va creciéndome un flotador alrededor de la barriga.
Hace un mes me propuse hacer algo de ejercicio, aunque fuera hacer caminatas (en fin, por algo se empieza). Llevaba varios días encerrado en casa, y viendo que esta tarde hacía un nublado muy agradable, me he animado a darme una vueltecita. He subido hacia la feria, y desde ahí he tomado el camino hacia la cantera. No me sentía cansado y he llegado con paso rápido hasta el final, unos 40 minutos. A la vuelta, para abreviar el camino, he empezado a apretar el paso, y como era cuesta abajo, he probado a correr un poco. Bueno, correr, correr... más bien ha sido un trote. Pero entiéndanme: llevaba más de 10 años sin correr. La sensación me ha sido hasta rara.
He aguantado el trote casi 20 minutos, hasta que se ha acabado la cuesta abajo, y he continuado andando a paso rápido. La sensación al dejar de correr ha sido extraña: las piernas parecían querer seguir solas el ritmo. Supongo que será lo normal, pero a estas alturas yo ni la recordaba. He llegado a casa sudado y con molestias. He tenido que echarle voluntad para subir los tres pisos de escaleras, y las piernas se me han quedado de trapo. Hoy me he ganado una buena ducha fría.
Para mucha gente todo esto es una rutina diaria, para algunos probablemente un placer. Pero yo he tenido la misma experiencia que debe tener, por ejemplo, el que por no seguir aguantando la insistencia de algún amigo, acaba cogiendo un libro cada 10 años. "Ah, ¿esto es lo que se siente leyendo? Qué pintoresco."
En fin, me conozco y no me propongo convertir esto en una afición. Pero desde luego ha sido un precedente. Y quién sabe, puede que algún día se repita...
Por mí el infierno ya puede empezar a congelarse.
Y luego hay cosas que están más allá del orden natural. Hoy ha sido uno de esos días.
He ido a correr.
Nunca he hecho deporte. Me aburro como las almejas. Pero sí he sido siempre muy andarín, cosa que estos últimos años he ido abandonando progresivamente por otros hábitos sedentarios y motorizados. Desde que empecé a trabajar me he acomodado en una nada saludable vida sedentaria de oficinista urbanita y casero.
Últimamente las evidencias de oxidación van siendo preocupantes. Me encuentro con una bajísima vitalidad durante las mañanas, me canso si doy paseos tranquilos con Inma (curiosamente a paso rápido me canso bastante menos) y en general me encuentro físicamente decaído. Y lo peor de todo: va creciéndome un flotador alrededor de la barriga.
Hace un mes me propuse hacer algo de ejercicio, aunque fuera hacer caminatas (en fin, por algo se empieza). Llevaba varios días encerrado en casa, y viendo que esta tarde hacía un nublado muy agradable, me he animado a darme una vueltecita. He subido hacia la feria, y desde ahí he tomado el camino hacia la cantera. No me sentía cansado y he llegado con paso rápido hasta el final, unos 40 minutos. A la vuelta, para abreviar el camino, he empezado a apretar el paso, y como era cuesta abajo, he probado a correr un poco. Bueno, correr, correr... más bien ha sido un trote. Pero entiéndanme: llevaba más de 10 años sin correr. La sensación me ha sido hasta rara.
He aguantado el trote casi 20 minutos, hasta que se ha acabado la cuesta abajo, y he continuado andando a paso rápido. La sensación al dejar de correr ha sido extraña: las piernas parecían querer seguir solas el ritmo. Supongo que será lo normal, pero a estas alturas yo ni la recordaba. He llegado a casa sudado y con molestias. He tenido que echarle voluntad para subir los tres pisos de escaleras, y las piernas se me han quedado de trapo. Hoy me he ganado una buena ducha fría.
Para mucha gente todo esto es una rutina diaria, para algunos probablemente un placer. Pero yo he tenido la misma experiencia que debe tener, por ejemplo, el que por no seguir aguantando la insistencia de algún amigo, acaba cogiendo un libro cada 10 años. "Ah, ¿esto es lo que se siente leyendo? Qué pintoresco."
En fin, me conozco y no me propongo convertir esto en una afición. Pero desde luego ha sido un precedente. Y quién sabe, puede que algún día se repita...
Por mí el infierno ya puede empezar a congelarse.
9 comentarios
Epaminondas Pantulis para Tyrannosaurus Reflex -
Epaminondas Pantulis -
Tyrannosaurus Reflex -
Gracias a 2 años con horarios ininterrumpidos de 8 a 8 (a veces mas) y de seis meses de preparación de oposiciones oficialmente he superado la barrera de las dos cifras alcanzando el record absoluto para mi categoría...
Haddhar -
Mi problema con las zapatillas de deporte en verano es que se considera hortera llevarlas con calcetines, y yo no soporto llevarlas sin calcetines. El pie suda, y los calcetines se inventaron por algo.
Por cierto, en la cuesta hacia la cantera me crucé con una locomotora nórdica de doble pistón que iba pedaleando a todo vapor en su bici de carreras. Todo full-equip, por supuesto. Incluyendo el cuerpazo-armario dos puertas.
En fin, unos tanto y otros tan poco...
Epaminondas Pantulis -
Epaminondas Pantulis -
Haddhar -
Pregunta para Juan: ¿vas muy preparado para ir a correr? Yo fui con equipamiento dominguero: pantalones cortos (modelo Fraga-Palomares) y chanclas playeras. Bueno, para una vez que voy a correr, no pienso gastarme un penique en equipamiento. Pero imagino que lo de correr con chanclas no debe de ser bueno para los tobillos... ¿Qué llevas tú? [Sin connotaciones eróticas]
¿Un cocodrilo debajo de la cama? Hay que estar muy mal. Cuando se lo cuente al tigre que tengo debajo de la mía se va a partir de la risa.
Creo que la mejor forma de perder peso consiste precisamente en perder el peso. El peso electrónico, me refiero.
Dr. Pepix -
Y en cuanto a los "flotadores", como decía el chiste, el objetivo de ir a un Psicólogo no es tanto que dejes de ver un cocodrilo debajo de la cama, sino que no te importe que esté ahí. Dicho sea de paso, la adquisición de una báscula electrónica ha sido en nuestra casa el inicio de perder un poco de peso, pero no de alegría :)
Hoy estoy surrealista. O sea, como siempre.
Epaminondas Pantulis -
Claro que ya los años no caen en balde: mi vieja costumbre de echar a correr sin un mínimo calentamiento previo me viene castigando regularmente con molestas lesiones leves de tobillo o rodilla, que duran una o dos semanas y dan comingo en el dique seco. Ultimamente ya soy más prudente y trato de forzar menos para buscar más regularidad.
Qué lejos quedan los gloriosos cuarenta y cinco minutos que hacía cada dos días, o la maratoniana gesta de ir desde casa al tranvía del paseo marítimo...